sábado, 29 de diciembre de 2012






LA ADOLESCENCIA DEL PROFESOR




Llay Llay, 2002


- Ojalá quieras comprender esto - le dijo su abuelo
- ¿Qué cosa abuelo? - le respondió Bruno
- Tu padre ha sido un rufián desde que se hizo adolescente
- ¿Mi padre?
- Claro - le dijo encendiendo su pipa
- Mmmh -  se quedó pensativo
- No sé qué cosa lo picó a los 15 años, que se puso tan ...tan...puerco - pronunció esto último lenta y severamente
A Bruno le sonó fuerte, pero de cierta manera estaba de acuerdo
- Podría ser abuelo, es un poco despreocupado - le respondió tímidamente
- ¡Más que eso, peor que eso, es un maldito embustero, sí, un maldito embustero! - sentenció mirando la ventana

Afuera llovía, pero el sol no menguaba. La ventana era parte de una casa de madera de ébano, pequeña; con un pórtico, una cocina, una sala, el baño y la habitación del abuelo, nada más. En medio de la pradera, ustedes conocen esa pradera, de colores verdes, amarillos, tonos marrones claros. El sol enceguecía todo el paisaje a pesar de la llovizna, el cielo era blanco. Bruno mirándolo recordó aquella vez en que, luego de perder un gallito, su padre tiró el vino con cocacola de su vaso en la cara de su abuelo objetando que éste lo hacia participar en juegos ridÍculos sólo para humillarlo, para que vieran cómo lo aplastaba; grandísimo hijo de puta insultole antes de cerrar la puerta de la cocina tras de sí y encaminarse hasta el automóvil para largarse de ahí. Esa noche durmió en casa de su abuelo que en aquel tiempo vivía con su abuela. Su abuela murió 5 años luego de ese incidente, tenía diabetes. Una semana antes, recordó también, la había pillado comiendo dulces detrás de la puerta de su dormitorio, cuando lo vió se dio la vuelta quedando de frente a la pared, y dijo en voz alta , ¡de hambre no me voy a morir!. Eso en su dormitorio propio, no dormían juntos su abuelo con su abuela. Su abuelo tenia su cama en otra habitación. Suponía que el dormir juntos tenía un caracter meramente sexual para ambos. Cuando ha sido eso lo que ha predominado en la vida matrimonial, reflexionaba, la vida amorosa es sólo eso; ¿quién dijo que el sexo no era amor? Cuando se desencadena la impotencia el amor muere con ella, con la potencia sexual. Eso le daba a entender su abuelo en sus interminables soliloquios. Hubo una vez que incluso intentó darle de beber aguardiente, él contando tan sólo 10 años; todo para prolongar la velada más allá de la medianoche: su monólogo interior en voz alta. Bruno se caía del sueño y su abuelo no paraba de hablar, de su juventud, de mujeres, y cuando vio que su nieto se caía casi de la silla, le puso un vaso y una botella en frente como la sentencia de un juez con su martillo, y sirviole tres cuartos del vaso de pura aguardiente. Bébete esto, le dijo, y se una bestia como tu abuelo. Bruno lo olió y se puso a toser. Aquella vez se fue a dormir huyendo de la cocina. Su abuela le ayudó, se encargó de increpar al viejo, le dijo que no fuera un tarado, que el niño tenia 10 años, que no me podia demacrar su cuerpo tan joven con licor. 

Bruno permanecía embuído en su recuerdo cuando escuchó la sentencia de su abuelo.
- Tu papá es un maricón
Bruno abrió los ojos hasta notársele casi toda la circunferencia
-Es un maricón, y de los más complejos: un maricón intratable - agregó
-¿Cómo es eso abuelo?
Su abuelo se embulló en sus piernas como si se hubiera quedado dormido, estaba sentado en una silla de madera que soportaba sólo su cuerpo, un cuerpo casi cadavérico.
Pasaron minutos, y el viento sopló.
-¡Es un maricón!-  exclamó pegándole a la mesa. Bruno dio un salto y quedo asustado - Un ma-ri-con-  dijo casi con la misma intensidad.
El pecho de Bruno latia casi hasta vérsele a través de la ropa. No sabía precisar a qué se refería su abuelo con maricón; si a un homosexual (pasó por su mente fugazmente la secuencia de un beso con lengua de su padre con otro hombre, le dio un asco atroz, no por una ansia homofóbica, sino por su padre: esa cara fea y rota, besando adolescentes pálidos, casi morados), o a maricón con cobarde, cosa que bien vendria al caso conociendo la relación que mantenía su padre con su padre, o sea su abuelo. No se atrevió a preguntarle a qué se refería.
- Tu padre nunca cuidó a ninguna de sus mujeres, ni a tu mismísima madre santa. Podían ellas estar sorbiéndole el miembro a otro al ladito de él, y éste no daría niún ladrido. Era un maricón.
Bruno pensó que quizás a lo que se refería su abuelo era a la estupidez humana, quizás su padre no se daba cuenta, pero cuando vinósele el rostro de su padre a la cara, endemoniada, cambio de parecer, o al menos de supuesto; su padre podía follar como un estúpido, pero follaba mucho, que es lo importante. Podía hacerse el desentendido, podía expresar indiferencia, si es que la indiferencia se puede expresar, y luego darle unos ataques privados de rabia, rabia exuberante, y romper cuanto tuviera cerca al llegar a su casa. Su padre, más que nada, y esta era la conclusión a al que había llegado luego de mucho meditar el asunto, era que éste  un neurótico-psicópata, y a momentos tiraba para psicótico furioso, lo que era ya de temer. Nunca se adaptó a nada. y alguna veces daba la sensación de no estar tampoco, era un fantasma, al menos eso era lo que Bruno sentía.
- Te contó lo que hizo con la hija del Pancho, ahh, Pancho Pobla, ese otro hijo de puta...
Su abuelo se refería a Francisco Puebla, uno de los amigos más antiguos de su padre, habían asistido juntos a la escuela, luego en el liceo Pancho se retiró, y se puso a trabajar de verdulero. Después, viendo que el negocio no fructificaba, se hizo narco, vendiale los restos de la cocaína más adulterada a los habitantes de los contornos de la ciudad, la comarca lumpesca, Y se hizo una fortuna considerable. Pero, bueno, su abuelo al que se refería era al Pancho rufián y adolescente, el pobre y desorientado, no a este exitoso negro, sino aquel que conoció en casa cuando su padre lo llevó por primera vez a tomar té. A su abuelo le pareció un chico cualquiera, sin embargo cuando comenzó la deglución de los panes con mermelada se percató de la astucia y sinverguensura de este tipo, que se llevo 5 panes a la boca en menos de 15 minutos sin dar ni siquiera las gracias o el permiso ni sonreirle al consternado anfitrión como señal de respeto. Cuando la mesa estaba llena de platos y tazas sucias y migas y manchas de té, Pancho se paró y preguntó por el baño. Y el abuelo dijole: los perros cagan afuera. Pancho estalló en risas. Con esas risas su abuelo se dio cuenta que este rufián se traía algo debajo de la manga. Así después con el transcurrir de la amistad con su padre incluso su abuelo llego a estimarlo de tal manera que le aconsejaba a su hijo que se hiciera hombre como su amigo Pancho, que no fuera maricón. Pancho fue padre a los 17. A los 34 su hija tenia 18, pero recién cumplidos, que es lo mismo que decir 17. Y el padre de Bruno una noche se acostó con ella. Se habían juntado a beber pisco en la casa de Pancho como acostumbraban a hacer en los 90. Este vivía en Santiago en una casucha cercana al barrio Bellavista, vivía por el momento solo con su hija, la madre se habia ido de viaje a Perú a coordinar un envio de merca y no llegaria hasta en 2 semanas más, situación que a Pancho le vino como anillo al dedo para desatarse, y qué mejor que con su gran amigo. Bebían pisco con cocacola, se endurecian con la reserva personal de coca de buena calidad de Pancho, veían  videos de conciertos, tocaban la guitarra y hablaban de su juventud. Llegaron incluso a los golpes del entusiasmo de su velada. Fue hasta que Pancho se quedó dormido en el sofá, eran eso de las 3 de la mañana cuando su padre se dirigió hasta el baño y en el camino encontró la luz encendida de la habitación de la hija. Esta reposaba sobre las mantas de su cama, con las rodillas dobladas, sosteniendo en los muslos un libro o un cuaderno. Llevaba pijamas, un pijamas como de franela corto y escotado. Cuando ella se percató de su presencia le dijo ah, hola. Hola le respondió este, como un niño idiota. Qué buscas?, le preguntó. Eh, iba al baño, no sabia que estabas en casa. Ah, si, estaba estudiando. Su padre ingresó en la habitación. Conversaron más o menos una hora, y luego de eso ambos estaban ya desnudos follando mientras el padre Pancho reposaba su cuerpo entumecido de brebajes crapulosos en la sala; su hija gemía desaforadamente, y Pancho no despertaba.
-La niñita se enamoró de tu padre - le dijo su abuelo - y lo buscó y lo buscó y lo buscó. Tu padre, el maricón, huyó como las comadrejas a Argentina, nos dijo a mi y a tu abuela que se iba por temas de la universidad, que quería sacar un doctorado, no sé qué, pero yo sabia que ese rufián andaba arrancando del enfurecido Pancho y de su hija inocentemente enamorada; pobre hijo de puta de Pancho Pobla.
Pancho llego alguna vez hasta donde su abuelo diciéndole que si su hija hubiese tenido 17 se habría encargado él mismo de cortarle las bolas con cortauñas, de incinerarle el pene, de romperle el orto martillazos. Pero su hija enamorada hasta la ebriedad lo defendió, le dijo, mintiéndole por supuesto, que ella lo habia incitado a acostarse con él, que él estaba borracho, que no sabia lo que estaba haciendo; ella le envió cartas diciéndole que todo iba a estar bien, cartas que por supuesto su padre nunca leyó, sino la pensionista que le arrendaba la pieza en el barrio Matucana, durante aquella época, a donde eran remitidas. Ahora, como es que Pancho supo que su hija se había acostado con su padre?, pues ella misma se lo contó. Tan enamorada estaba que pensaba en voz alta.
- Una de las tantas de tu padre- le dijo su abuelo antes de pararse a buscar más tabaco
Bruno se ensimismó, se hundió en su corriente de pensamientos, en ella aparecía y desaparecía una niña hermosa con sensuales muslos. Aparecía un hombre peludo. Aparecía la cara de Pancho,a quien conoció, pero en el pensamiento este tenia el pelo negro. Pero nunca apareció su padre. Hubiese sido insoportable imaginarlo llevando a cabo esas obscenidades, su padre, tan delicado que era. Desaparecía su padre de su imaginación, como un recorte.
-Abuelo, voy a cortar leña - le pegó un grito Bruno hacia el pasillo, como hablándole a una caverna.
Afuera ya casi llovía, y el recuerdo de su padre lo decepcionaba cada vez más, no hay padre, no hay sol.
Fue cuando escuchó una motoneta que se acercaba desde la profundidad del bosque. Un joven de su misma edad iba montado en ella. Bruno se sobrecogió.



















"y saber que llovía
por nosotros y que
la nieve era nuestra"

Leopoldo María Panero





Me hago de un bastón
para no moverme
     de mi sitio
Lo rojo de esta atmósfera
      se parece a mi
                  sangre
                a contraluz
Son las pestañas de
             esta princesa
                      que cargo en mi
                                   mano abierta
                      y que arden como balcones
                                    de mansiones indias
Me hago de un bastón
        para penetrar
          y escudriñar
        en su útero
              la gibosa figura
                          del amor
         (siento la cabeza
          rasgárseme por intentar
          a toda memoria
          huír de mi memoria
          para emprender de una vez
                                       la gloria)
No es mi encierro, mi bastón,
es el caminar
de espaldas
     hacia
            el abismo,
     despidiéndome
                     con besos
                     del perpetuo bestiario
                                       de la creación.








sábado, 22 de diciembre de 2012







Q va!
La ruta sigue
por el camino de polvo
de los lunáticos!
Aquí vamos
en nuestro carro asqueroso
con su mini falda
asombrándome el eros
y quedando detrás de todo,
oficialmente en el nuevo
País
& 1 pez!
El pez!
El pez sión
Que recorre mi piernas
Bajo el rio
Suntuoso
De los bluejeans
En esta noche primaveral
Y con la orquesta
De la 21th-Century-Fox
Tocando a mis espaldas
Como un zancudo masivo
Que canta indiscriminadamente
La figura del amor:

El ojo quieto y calmo
De nuestra pasión
Despunta a esta medianoche del estío
En los labios otros
De esta mujer
Que derrama su
Baba
Sobre el pene
De mí!




miércoles, 19 de diciembre de 2012








vino desde muy lejos
            a quedarse aquí
y Todo parecía decir
            “venga hermano mío
no le tenemos miedo”
le queríamos abrazar
            incluso debajo de las
                       sábanas
del invierno
                       como así verle
                                   jugar con los niños
del patio trasero
            al ulalá
y deambular como zombie
            luego de las borracheras
y desaparecer
            cuando todos hablaban
                                               en coro

Y en el grito soterrado
            de sus penas
                       él alumbraba
la carretera y aparecía
con una Coca Cola
                       en la mano
aunque le dijeran
zángano
            capitalista
                       amarillo
                                   deshauciado
pero no era la Coca Cola
en su interior
                       yacía
                       el vino
                       de los
                                   santos





lunes, 17 de diciembre de 2012




los 7 días sin escribir
que estuve aquel mes
fueron como la llovizna
que cae
y que nunca deja algo
demasiado contundente,
me esparcí sobre la tierra,
sí, eso fue,
y luego,
algo como un relámpago
nacido de no sé qué
lugar de la tierra
me hizo ver
que de verdad:
escribir tiene
muy poco
de belleza,
sino es después,
después
de ese impulso
descabellado
de estarse
temporadas demasiado largas
(o sea, hablando
de la prudencia de los sedentarios)
estarse más de 2 días
sentado en el mismo lugar
mata a cualquiera,
sólo se salvan los budistas.
La belleza la encontré
en aquellos días
en unos ojos almendrados
que vi bajar por una colina,
luego en una porción
de marihuana
compartida
a la orilla
de un estanque
con algunos amigos,
luego en bastantes
cervezas,
y finalmente
en un libro
de Cioran
sobre las lágrimas
y la música.
Esto
es el
mero
testimonio
de aquellos
días
prístinos.



lunes, 10 de diciembre de 2012


Kerouac viajó 7 años







podría pegar textos de Kerouac
por toda mi casa
y poner jazz, ese jazz
a todo volumen
y desnudarme
y comprar un six-pack-beer
y beber toda
la tarde
a solas
con mi máquina de escribir
y escribir
de nuevo
On the road
pero completamente
ficcionalizado
pues
ni siquiera sé
conducir
automóviles
ni siquiera
he salido
por mi cuenta
del país
o podría escribir
ese mismo viaje pero en
otro estilo
otra aventura
una aventura ensimismada
una aventura hacia adentro
la aventura de mi mente
como lo hizo Joyce
como lo hizo Proust
pero en clave beat
y sería esto maravilloso
pues podría darme
el lujo de hacer aparecer
dragones
esquimales
puta de otros siglos
duendes santos
cosas por el estilo
entre medio
de situaciones domésticas
o enamoramientos
y escribiría hasta que anocheciese
completamente ebrio
con los perros ladrando sin cesar
en la afueras de mi casa
pues bien sabrían
que alguien estaría
en el mundo
escribiendo algo
que le rezaría
a toda especie de animal
a todo ser viviente
su goce
su placer
como las meditaciones
interminables
de los tibetanos
como los viajes
alrededor del mundo
como la crianza de filósofos
en cautiverio
una aventura
un Huckleberry Finn
en clave mental
con ideas cruzándose
con platillos voladores
dándose de bruces
contra sus
propias incoherencias
una aventura permanente
sin un fin claro
y con un comienzo
críptico
pues la mente no cesa
y mi mente
en particular
pues tampoco
la mia
es un cajón
que guarda
un secreto
y un paraíso
uno solo
y lo que se escurre:
he allí la obra
me la pasaría años enteros
escribiendo
esa obra
que no se acaba
Kerouac viajó 7 años
por Norteamérica




sábado, 8 de diciembre de 2012



Kafka



fue hace 2 años
la tarde era calurosa,
nos arrimamos
en un sector secreto de la casa
a beber
una cerveza
y a fumar yerba,
y a hablar,
mirar el cielo derrepente,
fumar,
quemarnos los dedos,
reírnos,
y beber la cerveza.
Fue todo muy agradable,
y yo miraba sus piernas,
luego su escote largamente,
hasta terminar por desnudarla por completo
en mi delirio sensual que me llenaba
la mente de carne. En fin,
no era ese el motivo
de nuestro encuentro:
el estar ahi pasándosela bien,
intentando verbalizar coherencias
en el absurdo y parabólico
estado de la marihuana, etc.
El motivo era otro
que hoy no recuerdo.
Luego
en un punto de la tarde,
que tampoco recuerdo muy bien,
ella se paró a preparar algo para comer,
y yo prometí buscar alguna película para ver,
pero antes
estuve sentado en la
tapa del baño un momento
(nada de escatologías),
leyendo un libro de ensayos de Piglia,
uno en particular
que hablaba sobre Kafka,
sobre los traumas de Kafka
y cómo éste los había
de alguna manera exorcizado
en sus relatos.
Hablaba de uno en particular:
La Condena.
Todo el asunto
trataba de algo así
como que su padre,
su real padre,
le había negado el agua que él,
pequeño y tierno Kafka niño,
pedía a gritos;
entonces como castigo por ese escándalo
lo había puesto en el pórtico de la casa,
solo,
un buen rato.
Para Kafka este castigo había
sido incomprensible,
nunca pudo relacionar
el agua
con
el estar fuera de la casa.
Entonces
precisamente así,
pero de una manera sublime,
exagerada
y catártica,
el personaje principal
del relato
sale de la casa
y se suicida ahogándose en el río.
Una solución excesiva
por donde se lo mire.
Kafka me empezó a parecer
desde ese preciso momento
un subversivo férreo,
un revolucionario,
comencé a sentír una sincera
admiración por él
que en el presente
aún no mengua
En fin
al salir del cuarto de baño,
con esta nueva
conmoción
dándome vueltas,
la vi inclinada levemente sobre la cama
divisando algo nimio por la ventana
de la habitación,
un auto, una mujer, un perro
entonces decidí sin cálculos
que había que llevar a cabo
la teoría, la realización
exagerada
de
los
deseos
Así, levanté su falda,
corrí sus calzones
y le hice el amor
hasta que
quedamos
exhaustos
Después
mientras yacíamos
ambos en la cama
me pareció ver
a Kafka
o a un ser kafkiano
desde la ventana;
el fuego
lo poblaba
recordé que ella
también veía
algo por la ventana
¿viste fuego? - le pregunté
no me escuchó
o no entendió
y no dijo nada
ahí pensé:
"cada uno arde a
su modo
cada uno
es valiente
a su
modo"
Luego
a
ella
no la volví a ver.












domingo, 2 de diciembre de 2012






mi especie reposa en esta casa
urguetea de vez en cuando la intemperie
que la acosa, pero procura quedarse quietita
y no levantar enormes sospechas
pues claro, reposa, pero lo que se guarda
lo que se imanta, lo que está en potencia
ni se lo imaginen, es una especie, véanlo asi
una especie que gira en una órbita fresquisima
parecida a la de plutón, y con una capacidad
de penetrar lugares donde no existen agujeros
pero de lo más concienzuda y elegante y poderosa
es una bolita de cristal que ruge y que se mantiene
quietita, humilde,
pero que en cualquier punto
del transcurso de
la vida
se va a echar
a reír
de una manera
ni se lo imaginen









Dios se presenta como hambriento
Dios tiene sed
Dios se escoce las llagas
en el barro en que duerme

Dios corre desnudo al alba

Pues de ansias eróticas
se las folla todas

Dios retira su plato de la mesa
Lo lava, dice gracias
Se lava los dientes
Y luego se va a trabajar

Dios es amor
Dios es transpiración
Dios camina
y rompe sus zapatos
caminando

Dios duerme
Dios ama
Dios folla
Dios llora

Dios aquí
siempre aquí
o en ningún lado




martes, 27 de noviembre de 2012















1.-Cristo civil caga en una pelela la figura del amor
2.-Señorita esposada recalca: te amo porque eres una basurita
3.-El neón resplandece los carteles idiotas. Hotel Nube.
4.-Pasa la primavera en esta ciudad del zorrillo.
5.-La mujer de cuero negro bota discretamente un cigarro encendido.
6.-Al instante, el volcán de Malibú entra en erupción.
7.-Corazones-cíclopes mastican braguetas
8.-Lobos cerebrales carnavalean en la cuerda floja,
9.-Frijoles con crema y una sandía picante, restos de cumpleaños: Circos-manantiales
10.-Un subterráneo tan largo donde se guardan los huesos de princesas africanas, el funeral es corto.
11.-Una ruta de efervecencias al cielo católico. Cielo falso.











sábado, 24 de noviembre de 2012






                             LOS BUZOS CATÓLICOS





A Nietzsche, el solo.







Una nevazón imaginaria 
en la sala de esperas 
del Hospital General
me rodó en la mente 
un estremecimiento no común;
mi curiosidad quedó latente, 
a flor de piel.
Fue un leve film de encantamientos-bestias
de otra época: 
algo oscura, 
algo beduina,
el episódico alfiler 
entrando en un músculo,
aquella pulsión de arpón insistente
en los cráteres de la piel.                                
Una melancolía, quizás;
subacuática, tal vez; 
una cueva que sorbe buzos católicos
que se aventuran 
en una profundidad coqueta.
A su modo, esto no quiere parecer 
un recurso barato
de seseo ni misterio 
mueca-pronto-a-echarse-a-reir;
ni teorema, 
ni Schopenhauer.
Esto denuncia una sospecha, 
una sospecha que tirita
del frío: esto ocurrió, 
es preciso decir,
antes de toda palabreria:
leía encandiladamente 
El Anticristo en una 
vilipendiada silla 
en la sala de esperas 
del Hospital General
en eso alcé la mirada, 
la paseé por la sala 
en semipenumbras,
detecté algunos hielos, 
algún restito de lobo; 
llovía a cántaros, los
doctores-masacre paseaban 
a sus estentoscopios 
del cuello, 
entonces
algo me sobrecogió, 
como si me hubiesen 
cogido de las costillas,
como si me hubiesen 
tirado el pelo 
con una máquina tira-pelos;
y me susurré:  
esto es algo así 
como un Norte nietzscheano,
una lejania celeste, 
demasiado calipso, 
de factura fría,
que se revuelve 
como en un tornado 
de alas azules y copos de nieve;
una fuerza desgarradora, 
una fuerza que arrasa 
con sus propias fuerzas
a medida que sucede: 
la verdadera, 
la original. 
Todo se hacía hierro, 
polo 
y ventisca 
en la sala,
y yo era como un mero objeto decorativo 
en toda esa glacialidad;
y no entiendia esto sino 
como expiración recién internada en su esquimal,
como un monje de hielo establecido 
en su templo-témpano,
como un cerebro que ejercita 
dedicadamente 
su primer pensamiento frio,
lo comprendia a medias 
o a duras penas. 
En fin, 
algo 
me 
paralizó.
¿Pero es que 
de qué fuerzas hablaba? 
¿Qué se estaba pensando?
Algo del deseo, 
supongo, 
algo del horror
de quedarse solo. 
"Nadie, 
absolutamente 
nadie
de los que 
conozco 
quisiera 
ser Hiperbóreo".
Eso pensé.  















   Si tuviera un sueño sobre el infierno 
   en esa pesadilla
       me encontraría a mí mismo
         embalando mi casa para mudarme,
           con todos los demonios preguntando
                eternamente impertinencias varias.

Robert Lowell






El embalaje, cajas, un viaje fragmentado
de qué parte hacia qué parte?
siempre es una sensación vaporosa
algo que se coge y no en el momento
se conoce su paradero, su postura, su perfil
en la nueva habitación

olvídate de esta noche, la pieza vacía
un otoño como una marea crespa
dirige tu barcaza, sin freno, hacia una irremediable conciencia
mis manos tienen tierra, a mis manos le crece polvo
mi desierto truena, a mi desierto le crecen raíces carnívoras

deshollínenlo! deshollínenlo!
qué agujero más temerario
por donde todas nuestras almas
se irán como el agua
al desague

da el paso, da el paso eterno
que es un caminar, el caminar
del perro indiferente
caminar a patadas
caminar y tronar
y mi desierto
es una enorme vela
caminar y trotar
caminar rasgando
como pezuñas filosas
el jugo ácido
de la habitación
fresca








jueves, 22 de noviembre de 2012





LA PASIÓN DE SAN SEBASTIÁN



I was years strolling 
As dog for my brain.
My steps are of smoke.
I to rise, to lower of two.

Dylan Thomas











Floto en la nada, o mejor dicho, floto en algo desgraciado.
Hay un hueco en mi corazón por donde se escapa toda la sangre, la más roja.
Me niego a quedarme con estas ráfagas de rabia
Que me deambulan como zombies.
Dejemos las cosas claras: yo no sé porque no siento culpa.
No juguemos con dados, os digo engendros de mala clase,
No me rendiré, no me sabotearé, ni rezaré
Con mi cuerpo tendido al cielo que no me ayuda.
Eso no tiene ni brazos ni pies.
Estoy conservando la dignidad filosófica de un santo,
Mientras vosotros sin ningún talento os vais a casa
A mascullar bajo migas de pan vuestras pasadas gracias,
Saboreando una vez más vuestros amuletos que os recordáis
Quienes sois.
Yo, San Sebastián y lo sé, un extraño fuego me puebla.
Lacerado de flechas anónimas provenientes de todas las ciudades del mundo
Miro al cielo agradecido por mi oficio
Maquiavélico


lunes, 12 de noviembre de 2012












Veo su rostro,
su sonrisa chueca de dientes preciosos,
a destajo, tragándose
una aleta de sol entera; su pelo
enmarañado: fogatas negras,
fogatas que acogen, que muy bien
podrían hacer dormir
a un gato baudelaireano;
un cigarrillo
acomodado en sus dedos, sus ojos
de chinito sonrojado, su adolescencia
entera a flor de piel, su camisa tropicalisima
entreabierta, con el pecho fresco,
los gruesos anteojos: telescopios hiperbatónicos
con las manos quebradas, con el cuerpo
entero abandonado a la contingencia del cosmos;
el sol,
el día,
el sueño de todos esos jóvenes,
el sueño
que no deja de serlo
pero que se vive, de una manera extraña
un sonámbulo valiente
que se arriesga a hacer piruetas
en su inconsciencia
ese sueño que se vive
 y que se vive
fuerte y claro; él lo estaba
viviendo, contempladle el aura,
una felicidad naranja,
una dicha tremenda,
gigantesca.
El sueño
de HoraZero, el sueño
de los Surrealistas, el sueño
de Rimbaud, el sueño
de todas las revoluciones izquierdistas,
el sueño que también
fue el sueño del Infrarrealismo.