jueves, 29 de octubre de 2015

Algunas veces leo



Algunas veces leo un libro con
placer, y detesto al autor. (Swift)

aun ignorantes ante la muerte,
encogiéndonos de hombros
nos corre la última lágrima,
levantamos nuestros brazos
y dejamos que ella
nos quite el camisón;
nos recostamos de espaldas sobre la tumba
para que nos quite  pantalones y zapatos,
para luego, como un crío
pegar la oreja a su seno
y escuchar el deslatir de su corazón


Por los ojos de un niño transita la gente
Aparece y desaparece, y el niño
Los deja llegar, los deja irse.
No se pregunta por qué han desaparecido,

No se pregunta el por qué llegaron

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